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La decadencia económica del Imperio Romano
"Entre las ruinas, encontramos los ecos del pasado y las semillas del futuro.” —Isabel Allende. Un repaso de las causas que provocaron la caída de Roma.
"Entre las ruinas, encontramos los ecos del pasado y las semillas del futuro.” —Isabel Allende
Veni Vidi Vici. Y me fui.
Seguro que estás pensando… ¿qué me está contando este charlatán ahora de la Roma de hace 2.000 años? Estamos en el siglo XXI. Espabila, carcamal. La edad de los grandes emperadores, el panem et circenses con las luchas de gladiadores, el pan y el vino, el esclavismo y las invasiones bárbaras son cosa del pasado.
En mi defensa diré que aprendiendo del pasado podemos entender qué pasará en el futuro. No podemos anticiparlo. Ni predecirlo con exactitud. Tampoco podemos hacer estimaciones precisas. Pero podemos saber las tendencias globales que sigue el mundo.
En esta entrega de la newsletter navegaremos por los últimos momentos de la decadencia del Imperio Romano. Recopilaremos los patrones comunes que se suelen repetir en la caída de cada imperio y sacaremos algunas conclusiones con la actualidad. Analizar la caída de Roma es algo fascinante.
Un pequeño spoiler. Cayó por una excesiva burocratización y centralización, así como por la destrucción de su moneda.
Vamos a darle candela al asunto.
Caída de la moneda, deuda e inflación
La moneda es el reflejo de la confianza de la gente.
La moneda es un signo del poder de una nación o imperio.
La moneda permite el comercio pacífico, cohesiona las sociedades y las hace poder planificar a largo plazo.
La caída de Roma se aprecia cristalinamente bien a través de su moneda, el denario.
El denario fue una moneda de plata que se acuñó por primera vez en la República Romana en el siglo III a.C. Era la moneda más corriente en la vida cotidiana de los ciudadanos romanos. El denario se convirtió en la moneda estándar del Imperio Romano y se acabó utilizando en todas sus fronteras.
Conforme Roma fue derrumbándose el denario cada vez utilizaba una menor cantidad de metales preciosos como la plata.
A continuación veremos por qué.
A partir del siglo III d.C., el valor del denario comenzó a perder valor fuertemente en relación con la plata acuñada debido principalmente a…
Crisis económicas y financieras. El Imperio Romano enfrentó una serie de crisis económicas durante el siglo III d.C., incluidas guerras prolongadas, devaluación de la moneda y altos niveles de inflación. Estos factores afectaron la estabilidad económica y llevaron a una reducción en el contenido de plata de las monedas.
La impresora de dinero de la época. Para financiar sus enormes gastos miliares, los gastos de Administración y su corte imperial, los emperadores romanos acuñaron monedas con un contenido de plata inferior al denario original. Esto también hizo que el valor del denario disminuyera.
Básicamente se intentó financiar el presente hipotecando el futuro con más deuda e inflación. Cuando las falsas promesas del futuro chocaron con la dura realidad del presente, Roma cayó.
El germen de su autodestrucción
Cada imperio tiene dentro de sí mismo el propio germen de su autodestrucción.
Un imperio tiene siempre el incentivo de ser más grande, de crecer, de seguir expandiéndose. Pero cuando se vuelve demasiado grande y sobredimensionado, tiene el incentivo de caer ya que resulta imposible mantenerlo de una forma eficiente y competitiva. Cae por su propio peso.
Vamos a resumirlo en unos cuantos puntos.
El que mucho abarca poco aprieta. A medida que el Imperio Romano se expandía, la administración y el control del vasto territorio requerían una creciente burocracia. El aumento en la complejidad administrativa llevó a una mayor regulación y control por parte del Estado. Esto implicaba una mayor carga tributaria para mantener la burocracia, lo que a su vez aumentaba la presión económica sobre las provincias y los ciudadanos.
Centralización. A lo largo de su historia, el Imperio Romano pasó de una república a una forma de gobierno más centralizada, con un poder considerable concentrado en las manos del emperador y su corte. La centralización del poder podría haber llevado a una toma de decisiones menos eficiente y a una mayor distancia entre las élites gobernantes y las necesidades locales.
Corrupción y mal gobierno. Con una burocracia en expansión, se hizo más difícil controlar y supervisar todas las actividades gubernamentales. La corrupción se infiltró en la administración, y los funcionarios a menudo buscaban enriquecerse a expensas de los ciudadanos y el Estado. Esta corrupción afectó negativamente la eficiencia y la legitimidad del gobierno romano.
Echando gasolina al fuego. La excesiva carga tributaria y la mala administración financiera llevaron a crisis económicas y fiscales recurrentes. Además, el uso excesivo de moneda devaluada exacerbó los problemas económicos y provocó inflación.
Descontento social y político. Las desigualdades económicas y la corrupción gubernamental generaron descontento entre la población, tanto en las provincias como en la ciudad de Roma. Además, hubo tensiones étnicas y culturales entre los romanos y los pueblos conquistados, lo que a veces resultó en conflictos internos y levantamientos.
¿Os resultan familiares en la actualidad?
Comparando Roma con la actualidad
En el libro La decadencia económica de los imperios, Aurelio Bernaldi nos comparte en un ensayo la caída de Roma de forma resumida:
Las causas más significativas de la recesión económica posterior a la época de los Antoninos parecen haber sido las siguientes: el cese de contribuciones del exterior a la riqueza nacional, la concentración de la riqueza y la difusión de un despilfarro extraordinario; la crisis de la agricultura; la perturbación del equilibrio entre producción y consumo por haber aumentado el último mucho más deprisa que la primera. Análogamente, parece que los gastos públicos crecieron desproporcionadamente como consecuencia de la ampliación del aparato burocrático, al que se asignaron muchas tareas nuevas que ahora recaían sobre el Estado como resultado de la política de bienestar practicada cada vez con mayor intensidad; y, finalmente, por la ampliación de los cuadros del ejército, que fue necesaria desde que las incursiones de los bárbaros se hicieron más frecuentes y su avance a lo largo del Rin y del Danubio cada día más amenazador.
Tampoco somos tan diferentes 2.000 años después. Algunas interesadas comparaciones.
Tenemos una moneda que apenas vale nada. El dólar $ (la moneda reserva del mundo) ha perdido el 99% de su valor si lo comparamos con un activo real de oferta limitada como el oro. Esto se debe a que los irresponsables gobernantes que hemos tenido han ido pagando sus promesas con deuda e inflación.
En el caso de EEUU, la potencia dominante, está casi obligada a mantener y aumentar sus gastos militares si quieren conservar su influencia en el mundo. El gasto militar de Estados Unidos en 2022 fue de $778 mil millones, que representa el 3,5% del PIB. Algunos partidos políticos están presionando fuertemente para que esto aumente.
Un aparato Estatal sobredimensionado, un poder excesivamente centralizado y unas políticas fiscales agresivas. Por ejemplo, en España el gasto público superó en 2021 el 50% de todo el PIB. Lo que quiere decir que el 50% de la economía está controlada por el político de turno. Y no es la excepción en el mundo…
Aumento de las desigualdades de riqueza. La clase media es una especie en extinción. La tendencia a que solo queden amos y siervos se acentúa.
Problemas de inmigración azotan las diversas fronteras de las naciones. Como respuesta surgen populismos y nacionalismos.
Abandono de los pequeños núcleos urbanos y acumulación de la población en grandes núcleos urbanos.
Cada vez una mayor dependencia del exterior para productos básicos como la alimentación, materias primas y energía.
El esclavismo se ha abolido, pero la mayor parte de la gente vive mes a mes y está atada a una hipoteca de 30 años. Necesita seguir trabajando por mucho que le disguste. Sube un poco más el euríbor y se van al hoyo financiero. Y lo más importante: al igual que el esclavo romano necesitan de un empleador para poder sobrevivir.
No tenemos luchas de gladiadores, pero tenemos fútbol.
Quitando el progreso, la ciencia y las nuevas tecnologías. ¿Hay tanta diferencia para un ciudadano corriente?
Como siempre, puedes responder a este correo con tu opinión, crítica constructiva o sugerencias de mejora. Y si te animas a compartirlo me darás un chute extra de motivación. 💪❤
¡Nos vemos pronto!
Jordi.
La decadencia económica del Imperio Romano
Muy buen analisis y un chute de realidad
Maravilloso :)